Se llama Liropus, pesa media tonelada, mide menos de un metro de altura y es capaz de sumergirse hasta los 2.000 metros de profundidad. Un robot submarino se ha convertido en la nueva joya del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y en el objeto de deseo de todos los investigadores marinos que estudian la riqueza de las profundidades de nuestros mares.
Se llama Liropus, pesa media tonelada, mide menos de un metro de altura y es capaz de sumergirse hasta los 2.000 metros de profundidad. Un robot submarino se ha convertido en la nueva joya del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y en el objeto de deseo de todos los investigadores marinos que estudian la riqueza de las profundidades de nuestros mares.
El modelo Super Mohawk II, un robot submarino no tripulado del fabricante escocés Sub-Atlantic, cuenta con 6 motores, combina una gran potencia y capacidad de carga que le permite llevar, además de seis tipos de cámaras, instrumentos de medición y cuatro brazos articulados (dos manipuladores hidráulicos de precisión para la recogida de elementos sólidos y un sistema de succión para muestras líquidas y gaseosas) que pueden recoger hasta 25 kilos de muestras. El sumergible va instalado sobre una estructura metálica de 22 toneladas y puede ser pilotado por tres tripulantes desde un contenedor en el que se ubica el centro de control.
El Liropus ha supuesto una inversión de 1,45 millones de euros, financiado al 70% con fondos Feder y el 30% restante con presupuesto del IEO, su primera misión se desarrollará en el Mediterráneo. El próximo mes de junio bajará a las profundidades del Cabo de Creus, la primera inmersión para vigilar las diez Áreas Marinas Protegidas que se deben crear antes de 2012 para dar respuesta a la propuesta de la Comisión Europea. Además, se realizarán inmersiones en el Cañón de Avilés, el Banco de Galicia, las Chimeneas en el Golfo de Cádiz, el Seco de Los Olivos en el Mar de Alborán, el Canal de Menorca, el Banco de la Concepción al norte de Canarias, y los de Amanay y El Banquete, entre Fuerteventura y Lanzarote.
Con un potente sistema de iluminación de 17.000 lumens de potencia (17 veces más que una bombilla de 100 vatios), y cámaras de elevadas prestaciones, una de ellas de alta definición (formato HD) y otra de muy baja luminosidad, el Liropus puede trabajar con rangos de viento en superficie de fuerza 5 en la escala Beaufort (hasta 39 kilómetros por hora) y está configurado para trabajar a 2.000 metros, aunque tiene capacidad para llegar hasta 3.000 metros de profundidad.
Fuente: El Mundo