En los últimos años se han descubierto enormes manchas de plásticos flotando en el mar, especialmente la Gran Mancha del Pacífico. No se trata de grandes restos de plástico: de hecho, a simple vista parece un bonito mar azul. Pero, en diversos muestreos realizados en campañas de investigación, cada vez que los científicos echaban las redes, volvían llenas de pequeños trocitos de plástico. Han llamado mucho la atención los efectos físicos que estos restos pueden tener en los animales, pero no tanta las consecuencias químicas en las cadenas alimentarias, incluidos nosotros.
Se ha demostrado que los plásticos pueden absorber peligrosas toxinas solubles en agua, tales como productos refrigerantes e ignífugos. Por lo tanto, incluso los plásticos que no contienen sustancias tóxicas en sí mismos como el polietileno (el plástico más usado, encontrado en paquetería y muchas otras aplicaciones) puede servir como medio para que los contaminantes salgan del medio marino.
Pero, ¿qué pasa con estos plásticos saturados de toxinas cuando son ingeridos por peces? En un estudio reciente publicado en Scientific Reports, Chelsea Rochman y colaboradores muestran que las toxinas enseguida pasan del plástico al hígado de los pequeños peces que los ingieren. Este es un descubrimiento inquietante, pues ya sabemos que los contaminantes se acumulan a lo largo de la cadena alimentaria, desde los peces pequeños hasta los grandes predadores que consumimos regularmente.
En dicho estudio, los investigadores introdujeron pequeñas cápsulas de polietileno en aguas de la bahía de San Diego durante tres meses, luego las analizaron y descubrieron que habían absorbido las toxinas vertidas por la actividad industrial y militar cercana. Después, pusieron dichas cápsulas “toxificadas” en tanques (en concentraciones más bajas que las encontradas en la Gran Mancha del Pacífico) junto con un pececillo llamado pez-arroz japonés (Oryzias latipes). A modo de control, algunos de los peces fueron expuestos a cápsulas no toxificadas que no habían estado “adobadas” en el agua de la bahía, y un tercer grupo de peces no tenía ningún tipo de cápsulas de plástico en sus tanques.
Las toxinas del plástico afectan a los peces
Los investigadores no están seguros de por qué, pero muchos peces pequeños se comen este tipo de pequeñas partículas de plástico, quizá porque cuando se cubren de bacterias se pueden parecer a comida, o quizá porque los peces simplemente no son muy selectivos con lo que se llevan a la boca. En cualquier caso, en el transcurso de 2 meses, los peces del experimento consumieron muchas partículas de plástico y su salud se resintió. Los peces que comieron las partículas contaminadas tenían concentraciones de sustancias tóxicas mucho mayores que los que comieron plástico limpio o los que no estuvieron expuestos a ningún plástico. Así que cabe preguntarse si el plástico es un vector para que estos compuestos químicos entren en la cadena alimentaria.
Estas sustancias afectan a la salud de los peces directamente. Cuando los investigadores examinaron sus hígados (que filtran las toxinas de la sangre) encontraron que los animales expuestos al plástico contaminado mostraban más señales de stress: el 74% sufrían una disminución severa del glucógeno (que actúa como reserva de energía) comparado con el 46% de los que habían comido plástico “virgen” y 0% de los que no habían comido ningún plástico. Por otro lado, el 11% presentaba muerte celular de las células hepáticas (uno de los ejemplares incluso desarrolló un cáncer de hígado), mientras que en los otros dos grupos no se daba muerte celular.
El efecto contaminante se traslada por la cadena alimentaria
Estas noticias son muy preocupantes para el resto de los componentes de la cadena alimentaria que se alimentan de los peces pequeños, incluidos nosotros. El pez grande que se coma a estos pequeños peces estará ingiriendo una cantidad de tóxicos mucho mayor, y el predador en el tope de la cadena alimentaria estará ingiriendo todas las partículas contaminadas acumuladas en los eslabones inferiores: es lo que se llama biomagnification.
La contaminación por plásticos, bien sea en las grandes concentraciones de la Gran Mancha del Pacífico o manchas menores que se acumulen en las aguas de cualquier ciudad costera parecen ser el problema principal, ya que sirven como vehículo que introduce las toxinas en la cadena alimentaria.
Muchos aficionados dedicados a la cría de peces lo tienen, su
distribución es amplísima por todo el planeta en charcas de zonas templadas y aguas neutras tenuemente alcalinas.