Esta modalidad se introdujo en la flota vasca a finales de los años 40. En 1947 un armador de San Juan de Luz fue el primero en utilizar este método, que ya venían practicando japoneses y norteamericanos. Los buenos resultados hicieron que esta práctica se extendiese por los diferentes puertos de la costa vasca a finales de la década de los 40 y principios de los 50.
Un armador de San Juan de Luz fue el primero en utilizar el método de pesca con cebo vivo en 1947, un arte que ya venían practicando japoneses y norteamericanos. Los buenos resultados hicieron que esta práctica se extendiese por los diferentes puertos de la costa vasca a finales de la década de los 40 y principios de los 50.
La modalidad de cebo vivo se emplea para la pesca de cimarrón y bonito. Las cañas, de entre cuatro y seis metros, llevan en el anzuelo un cebo vivo, que habitualmente consiste en pequeños peces pelágicos como la anchoa, la sardina, el chicharrillo y el pelicato o verdel pequeño.
Esta carnada se mantiene viva en los viveros de agua de mar que llevan las embarcaciones y cuando se localiza un banco de peces, se arrojan periódicamente al agua para atraer y mantener a los cardúmenes próximos a la embarcación.
Los buques de cebo vivo deben proceder evitando todo tipo de ruido que ahuyente al atún y proporcionando estímulos que lo atraigan acústica y visualmente, tanto “macizando” con el cebo vivo como lanzando chorros de agua sobre la superficie del mar para simular el paroxismo de actividad de un cardumen de las especies presa de los túnidos.
Una vez el pescado en las inmediaciones del barco, se ceban los anzuelos y arrían las cañas.