Si es vegetariano, o está pensando seriamente en convertirse al vegetarianismo, tome nota: lo mejor para el organismo humano no es una dieta compuesta de frutas y verduras, sino de pescado. Esta es la conclusión a la que acaba de llegar un equipo de investigadores italianos, tras comparar los hábitos alimentarios y la salud cardiovascular de dos aldeas africanas.
Si es vegetariano, o está pensando seriamente en convertirse al vegetarianismo, tome nota: lo mejor para el organismo humano no es una dieta compuesta de frutas y verduras, sino de pescado. Esta es la conclusión a la que acaba de llegar un equipo de investigadores italianos, tras comparar los hábitos alimentarios y la salud cardiovascular de dos aldeas africanas.
Hace ya más de tres décadas, en 1971, un grupo de científicos descubrió que los esquimales de Groenlandia, cuya dieta tradicional se compone fundamentalmente de pescado, foca y ballena, sufren menos ataques de corazón que los europeos y los norteamericanos.
Más adelante, en 1982, otro estudio similar demostró que algunas comunidades de pescadores en Japón también disfrutan de una salud cardiovascular sorprendente, comparada con la que poseen los habitantes del mundo occidental.
Tras estos descubrimientos, algunos investigadores concluyeron que el aceite de pescado contiene unos ácidos, denominados n-3, que minimizan el riesgo de contraer enfermedades coronarias, al reducir la presión arterial e inhibir la coagulación de la sangre.
Sin embargo, como suele ocurrir casi siempre en el mundo de la ciencia, no todos los científicos aceptaron esta hipótesis. De hecho, poco después se realizaron más estudios sobre esta cuestión que dieron resultados totalmente contradictorios, y sugirieron que, en realidad, el pescado no ofrecía protección alguna contra las enfermedades coronarias.
Por este motivo, el doctor Paolo Pauletto y sus colegas de la Universidad de Padua decidieron llevar a cabo un nuevo experimento para intentar zanjar esta polémica. El estudio, publicado en la revista The Lancet, consistió en comparar la salud cardiovascular entre los habitantes de dos poblados del grupo étnico bantú en la región tanzana de Lugalawa.
En una de estas aldeas, vecina al lago Nyasa, la dieta diaria se componía principalmente de pescado fresco, ya que la tierra de esta zona no es apta ni para la agricultura ni para la crianza de vacas. Pero en la otra aldea, una pequeña comunidad de campesinos situada en una colina a unos 50 kilómetros de este lago, el régimen alimentario es casi exclusivamente vegetariano.
Sangre más «limpia»
Tras llevar a cabo un análisis médico de estas dos poblaciones africanas, Pauletto y sus colegas comprobaron que, en general, los consumidores de pescado tenían la sangre mucho más «limpia» que los vegetarianos. Por lo tanto, este estudio confirmó las anteriores conclusiones que se establecieron hace años sobre la dieta de los esquimales y de los pescadores japoneses. «Nuestros resultados demuestran claramente la existencia de las ventajas fisiológicas que se descubrieron por primera vez en poblaciones de esquimales, cuya dieta contenía un nivel alto de ácidos derivados del pescado», declaró el doctor Pauletto. Este investigador considera que, en efecto, los ácidos n-3 que contiene el aceite de pescado pueden tener efectos positivos sobre la salud cardiovascular, al relajar de una forma considerable la presión arterial y evitar la coagulación de la sangre.
Por lo tanto, en su opinión una dieta rica en pescado, mucho más que un régimen vegetariano, puede constituir una defensa eficaz contra las enfermedades coronarias. «En mi opinión, el mensaje que podría derivarse de este estudio es que la mayoría de los occidentales deberíamos co mer menos carne y más pescado, y que las personas vegetarianas enriquecerían el valor nutritivo de sus dietas si añadieran pescado», aseguró Pauletto.
Los habitantes de las dos aldeas de Tanzania que participaron en este experimento consumían, aproximadamente, el mismo número de calorías diarias y la misma cantidad de sal. Sin embargo, en el poblado vecino al lago Nyasa se comía pescado unas tres o cuatro veces al día (entre 300 y 600 gramos, una cantidad superior incluso a la consumida por los propios esquimales). Pero en la comunidad de agricultores, los habitantes se alimentaban fundamentalmente de hidratos de carbono derivados de productos como el arroz y el maíz.
A lo largo de su estudio, los investigadores de la Universidad de Padua comprobaron que los consumidores de pescado tenían una presión sanguínea más baja y un nivel de colesterol inferior a los vegetarianos. Además, mientras que sólo un 2,8% de los pescadores sufría problemas de hipertensión, este porcentaje aumentaba a 16,4% en el caso de los agricultores.