Recorremos el radial que sale frente a la bahía de Santander. A medida que nos alejamos de costa, el mar de fondo se hace sentir más y más. Los lápices ruedan por las mesas, vasos que se caen en la cocina, los ratones se escapan de sus alfombrillas… No sabemos si será por el balance, que ha ayudado a espesar el caldo, pero al cocinero le salen las lentejas mejor que nunca.
La previsión para mañana es aún peor, así que por la noche ponemos rumbo a Pasaia.