Las Áreas Marinas Protegidas (AMPs) son espacios naturales designados para la protección de ecosistemas, comunidades o elementos biológicos o geológicos del medio marino, que por su rareza, fragilidad, importancia o singularidad, merecen una protección especial. Pretenden proteger, conservar y restaurar especies, hábitats y procesos ecológicos que como resultado de diversas actividades humanas se han visto afectados. Del mismo modo, y actuando con cautela, pretenden prevenir la degradación futura y el daño a especies, hábitats y procesos ecológicos aún no estudiados o desconocidos.
La mayoría de los estudios sostiene que una mayor biodiversidad aumenta la eficiencia de algunos procesos ecológicos , haciéndolos también menos variables en el espacio y tiempo y más resistentes a invasiones y perturbaciones que otras comunidades menos diversas. Sin embargo, hay pocas pruebas objetivas de que las AMPs contribuyan a la estabilidad de los hábitats marinos y sus comunidades biológicas asociadas.
En un estudio publicado en la revista PLOSONE, investigadores del proyecto europeo DEVOTES (coordinado por AZTI Tecnalia) describen la capacidad de una AMP del Mediterráneo para disminuir la variabilidad temporal y espacial de las praderas de Posidonia oceanica y las comunidades biológicas del infralitoral rocoso.
Analizando datos de 9 años (de 2001 a 2009) de dentro y fuera de la AMP, se vio que en las zonas protegidas hay menor variabilidad temporal: esto significa que, al menos a una escala local, la protección puede favorecer la estabilidad del ecosistema. Se observó cómo especies de invertebrados del macrobentos de vida larga y crecimiento lento (esponjas, madréporas, etc), así como comunidades de algas de estructura compleja (por ejemplo Dyctiotales, que forma matas erectas) , se encontraban distribuidas en el espacio de manera homogénea y sufrían pocas variaciones a lo largo del tiempo. Las algas que formas matas erectas crean estructuras tridimensionales que aumentan la estabilidad del sistema al amortiguar el impacto de ciertos factores ambientales en su entorno.
En cambio, las zonas no protegidas se caracterizaban por presentar un mosaico de parches, variando de grupos de macroalgas a sustrato desnudo y con variaciones temporales muy acusada.
En definitiva, este estudio defiende el papel de la Áreas Marinas protegidas como instrumento de protección frente a las perturbaciones humanas. Las estrategias de conservación del medio marino basadas en el establecimiento de redes de AMPs que aumenten la resiliencia del ecosistema pueden ser las herramientas más efectivas para limitar los impactos negativos que sufren.