Los lábridos son unos pequeños peces alargados y de colores vivos, muy comunes en nuestras costas. Están especializados en alimentarse de pieles muertas, restos de comida y pequeños parásitos fijados a la piel de peces de mayor tamaño. Esta relación simbiótica es beneficiosa para ambos, ya que uno obtiene alimento y el otro se libra de molestos inquilinos.
El solicitante de la limpieza se aproxima a ciertos lugares donde habitualmente se encuentran los limpiadores. Se coloca en una postura característica, casi inmóvil y generalmente “panza arriba”, para indicar al pequeño lábrido su actitud no hostil. El pequeño pez limpiador comprende la petición del otro y comienza su actividad, durante la cual el solicitante no se moverá apenas y abrirá branquias y aletas para facilitar la operación.
Si un buceador se coloca en la misma postura inofensiva con la boca abierta, estos peces incluso se atreven a introducirse dentro de la boca y a mordisquear las orejas del buceador.
Debido a este comportamiento, los lábridos son cada vez más utilizados en acuariofilia para mantener la salud de los demás peces, si bien son especies difíciles de conservar en cautividad.