Una investigación sobre las temperaturas globales en el último medio siglo indica que, aunque el océano se calienta más lentamente que la tierra, el impacto en las especies es parecido.
Aunque los océanos del planetas se calientan más lentamente que la tierra firme, la velocidad del cambio climático y el adelanto de estaciones es igual de rápido en los ecosistemas marinos que en los terrestres, según explican unos científicos que estudiado unos científicos basándose en los datos globales de temperatura de los últimos 50 años. “Este análisis fija la velocidad a la que el cambio climático viene marcando el paso de las variaciones en la distribución de las especies“, explica uno de los autores del trabajo, Carlos Duarte, investigador del CSIC. La señal térmica que marca el inicio de la primavera se está adelantando, tanto en los continentes como en lo océanos, en unos dos días al año, añade. Además los regímenes térmicos, marcados por el modo en que se distribuyen las temperaturas en una determinada zona, se han desplazado hacia latitudes más altas a una velocidad media de 27 kilómetros por década.
Los científicos, liderados por Michael T. Burrows del Scottish Marine Institute, Reino Unido, advierten que los valores de la velocidad del cambio climático -medida en términos de cambios geográficos en el tiempo- y de las variaciones de tiempos estacionales son ya más altos en el océano que en tierra firme en algunas latitudes, pese al calentamiento comparativamente ralentizado de las aguas oceánicas. Además, las regiones ricas en biodiversidad marina también tienden a registrar velocidades altas de cambio climático y fuertes desplazmaientos en los patrones estacionales, lo que suscita grave preocupación por la conservación de las especies. El equipo presenta su trabajo en la revista Science.
El problema es que las plantas y los animales marinos, antes estos cambios, necesitan moverse igual de rápido que en tierra para adaptarse al ecosistema que más les favorece, explican los investigadores en un comunicado del CSIC. El calentamiento registrado en los ecosistemas terrestres (un grados centígrado desde 1960) ha obligado a las poblaciones a adaptarse o a cambiar su distribución continuamente para mantenerse en el mismo régimen térmico. Otra opción en muchos casos es alterar, por ejemplo, el momento de reproducción o de la puesta de huevos acorde con la nueva situación climática en su hábitat. Pero no todas las especies tienen opciones. “Las especies del Ártico no tienen sitios más fríos a los que migrar”, señala Johnna Holding, investigadora en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (CSIC- Universidad de las Islas Baleares). “Algunas especies, como las del Mediterráneo, no pueden migrar hacia el Norte porque el mar está cerrado por Europa”, añade. Duarte concluye: “Cuando la velocidad del cambio climático supera la velocidad de dispersión de los organismos, o cuando existen barreras que impiden esa dispersión, las especies solo pueden adaptarse o extinguirse”.
Fuente: El País