A principios del mes de febrero la flota del Cantábrico comenzó la campaña de verdel. Esta especie pelágica se alimenta en los ricos bancos pesqueros del mar del Norte y anualmente (hacia finales del invierno) migra desde el norte de Europa (aguas de Noruega y Escocia) hasta el sur (aguas cantábricas y gallegas) siguiendo el cantil. Durante este periplo, los verdeles van madurando sus gónadas y desovando desde marzo hasta julio. A principios de verano emprenden el regreso hacia sus centros de alimentación en el norte, por todo el noreste atlántico.
A principios del mes de febrero la flota del Cantábrico comenzó la campaña de verdel. Esta especie pelágica se alimenta en los ricos bancos pesqueros del mar del Norte y anualmente (hacia finales del invierno) migra desde el norte de Europa (aguas de Noruega y Escocia) hasta el sur (aguas cantábricas y gallegas) siguiendo el cantil. Durante este periplo, los verdeles van madurando sus gónadas y desovando desde marzo hasta julio. A principios de verano emprenden el regreso hacia sus centros de alimentación en el norte, por todo el noreste atlántico.
La pesquería de verdel es de gran importancia para gran parte de las flotas pelágicas europeas. En ella participan varios países, entre los que destacan en cuanto a capturas España, Reino Unido, Holanda, Alemania, Irlanda dentro de la CEE y Noruega como país extracomunitario. Como en muchas otras especies, los derechos de pesca de cada país se reparten en TACs (acrónimo que corresponde a Captura Totales Admisibles). Las capturas totales permitidas dependen de la situación de cada población, lo cual se valora en los grupos de evaluación del CIEM (Consejo Internacional para la Explotación del Mar). Estos grupos están integrados por científicos pertenecientes a los centros de investigación pesquera de los diferentes países de la Unión Europea. Con los datos biológicos que se recogen desde los diferentes centros, se determina la situación de la población y se desarrollan modelos de gestión pesquera aplicando siempre el criterio de precaución.
Durante repetidos años España ha rebasado su cuota de pesca de forma significativa. Los motivos que han llevado a este incremento parecen estar relacionados con descensos de cuotas para otras especies (por ejemplo, merluza) o cierre de algunas pesquerías (por ejemplo la anchoa). Esto ha hecho que algunas flotas que, en el pasado tenían poco interés en esta pesquería, dirijan más su esfuerzo hacia esta especie para cubrir las ausencias de capturas de otras. Sin embargo, desde el punto de vista de la “explotación sostenible de un recurso” este tipo de actuaciones tienen que ser controladas, puesto que de otra forma, la situación de las poblaciones puede peligrar.
Desde Europa, se nos insta a establecer medidas de control de nuestras capturas para evitar estas sobre-pescas. España ha establecido cuotas semanales por tipo de flota como medida de control. Esto hace que, aunque las flotas estén pescando bien, tienen que dejar de hacerlo una vez alcanzada su cuota, con lo que parece que se están perdiendo oportunidades de pesca. Se escuchan comentarios como que “hay mucho verdel y por qué no se va a poder pescar más”, pero la realidad tiene que ser evaluada en un contexto más general y analizada a lo largo del tiempo.
Desde el punto de vista científico, se utiliza el método de producción de huevos para evaluar la población tanto de verdel como de chicharro. Estas campañas se realizan cada 3 años (el 2010 es año de campaña) y se basan en estimar el número de huevos que pone la población de hembras de verdel y el número de huevos que pone cada hembra. Los resultados de los últimos años indican que la población parece estar en una situación estable con cierto ligero al alza. Sin embargo, estos indicios positivos tienen que evaluarse con mucha precaución dado que se necesitan varios años consecutivos con resultados de esta índole para plantearse algún cambio en la situación actual. De momento desde el punto de vista científico sólo nos queda esperar para ver como va evolucionando la población.