Los lagos presentan una mayor diversidad genética de especies que los océanos, pero éstos albergan comunidades más ’emparentadas’ entre sí que las de los acuíferos terrestres. Además, existe un gran número de bacterias acuáticas terrestres que no se desarrollan en el mar. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio realizado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con el objetivo de entender la manera en que las diferentes poblaciones de microorganismos se ensamblan para formar las comunidades de un ecosistema, que aun constituye un enigma para los científicos.
Los lagos presentan una mayor diversidad genética de especies que los océanos, pero éstos albergan comunidades más ’emparentadas’ entre sí que las de los acuíferos terrestres. Además, existe un gran número de bacterias acuáticas terrestres que no se desarrollan en el mar. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio realizado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con el objetivo de entender la manera en que las diferentes poblaciones de microorganismos se ensamblan para formar las comunidades de un ecosistema, que aun constituye un enigma para los científicos.
Además de demostrar la mayor diversidad de los lagos frente a los océanos, el estudio, que se ha publicado en el último número de la revista Aquatic Microbial Ecology, demuestra que los lagos albergan comunidades más “emparentadas” entre sí que la de los acuíferos terrestres. Existe también un gran número de bacterias acuáticas terrestres (como Firmicutes y Actinobacteria) que no se desarrollan en el mar.
“Este estudio da los primeros pasos en la búsqueda de las reglas que rigen la manera en la que los microorganismos se organizan en comunidades funcionales en la naturaleza“, explica Emilio Casamayor, autor principal del estudio e investigador en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (Gerona).
{xtypo_quote_right}Los lagos tienen más variedad de especies de plancton que el mar.{/xtypo_quote_right}
Según el científico, “tradicionalmente se había considerado que los microorganismos se saltaban todas las barreras físicas, climáticas o biológicas que limitan la distribución de especies y que, por tanto, no existían factores externos que limitaran su presencia más allá de la adaptación al ambiente local. Es decir, teóricamente podría obtenerse cualquier especie microbiana en cualquier parte del planeta, ya que para cualquier microorganismo todos los ambientes estarían conectados“.
Sin embargo, la investigación indica que esto no es del todo cierto y que, al igual que otros seres vivos, los microorganismos se ven afectados por barreras geográficas que impiden su distribución global. “En una analogía con el mundo animal, sería un equivalente a lo que ocurre con los insectos que no han podido colonizar el mar“, apostilla el investigador.