Ray Hilborn es uno de los expertos en pesquerías más respetados hoy en día, es profesor en la Escuela de Ciencias Acuáticas y Pesqueras de la Universidad de Washington y está especializado en gestión y conservación de los recursos naturales.
En esta entrevista aborda las principales cuestiones a las que se enfrentan las pesquerías hoy en día: biológicas, económicas y sociales, así como las subvenciones gubernamentales, la sostenibilidad de los recursos pesqueros, el máximo rendimiento sostenible, la sobre-explotación, los conflictos con los pescadores, etc.
Ray Hilborn es uno de los expertos en pesquerías más respetados hoy en día, es profesor en la Escuela de Ciencias Acuáticas y Pesqueras de la Universidad de Washington y está especializado en gestión y conservación de los recursos naturales.
En esta entrevista aborda las principales cuestiones a las que se enfrentan las pesquerías hoy en día: biológicas, económicas y sociales, así como las subvenciones gubernamentales, la sostenibilidad de los recursos pesqueros, el máximo rendimiento sostenible, la sobre-explotación, los conflictos con los pescadores, etc.
Casi en cualquier parte hay esta desconfianza porque las regulaciones pesqueras son increiblemente “invasivas”. Es como decirle a un hombre de negocios exactamente cuándo puede abrir su tienda y qué puede vender.
Por una parte, los pescadores ven y experimentan el mar mucho más que un científico, que seguramente pasa el 90% de su tiempo en la oficina detrás del ordenador. Los pescadores pasan el 90% del tiempo en el agua, muestreando los ecosistemas marinos. Pero un pescador individual sólo ve lo que él ve. Los científicos, gracias a los proyectos de recolección de datos, ven el panorama completo.
En general, los conflictos reales ocurren donde hay establecidas pesquerías desde hace tiempo. Los gobiernos, que solían dejar a la gente en paz, se están volviendo más exigentes. Además, les están diciendo a los pescadores que van a ganar mucho menos dinero y que van a capturar menos. Los mensajes son muy malas noticias.
En parte, tiene que ver con la percepción. Por ejemplo, en Nueva Inglaterra (nordeste de Estados Unidos), el tiempo de pesca permitido es probablemente una décima parte de lo que solía ser. Las capturas son un 15-20% de lo que eran hace 20 años pero el número de peces está aumentando considerablemente. Entonces, los pescadores ven más peces pero les dejan coger menos. En parte, por haber capturado demasiado antes, pero de todas formas, ven pescado por todas partes y continuamente se les está restringiendo. Esto lleva a un problema de percepción.
Por otro lado, he trabajado mucho con pescadores en Alaska y ellos ven que funciona. Ven que todavía siguen trabajando, que a algunas pesquerías les va extraordinariamente bien. O sea que saben que el sistema funciona. En Canadá, vi a varios grupos de pescadores que pasaron de estar pasándolo mal a irles bastante bien y como resultado se volvieron mucho más cooperadores.
Sí, soy optimista. Ciertamente, en las partes del mundo que conozco bien, no me preocupa la sostenibilidad a largo plazo de los recursos pesqueros, aunque el cambio climático y la acidificación deben ser tenidas en cuenta.
La pesca es atacada a menudo por su impacto sobre el ecosistema y creo que la comunidad pesquera no se ha esforzado en transmitir lo siguiente: de cualquier forma en que se mida el impacto ambiental, las pesquerías son mejores que la agricultura a la hora de producir proteínas animales. Bien sea midiendo las emisiones de gases con efecto invernadero, el gasto en combustible o la amenaza a la biodiversidad, la pesca es más eficiente que los productores de vacuno, porcino o avícola.