Los modelos biofísicos nos ayudan a entender cómo los patrones de circulación de las corrientes influyen en las etapas de vida tempranas de peces y crustáceos así como de las presas de las que dependen para su supervivencia. La localización de sus áreas de puesta, el transporte o retención de las larvas en sus áreas de cría, así como la presencia de presas están influidas por cambios que suceden en el mar. Y estos cambios afectan al número de juveniles que sobreviven cada año. Los modelos biofísicos son representaciones teóricas que nos ayudan a localizar áreas de puesta y cría y rutas de transporte que deben protegerse para asegurar la sostenibilidad de la población. Además, estos modelos nos ayudan a entender la relación entre las variaciones en el mar y las variaciones en la supervivencia de los juveniles. Y este conocimiento es necesario para identificar cómo los cambios en el clima podrían influir en las poblaciones y del futuro y para mitigar el impacto del cambio climático.
¿Nos puede poner un ejemplo de su trabajo actual donde esto se esté utilizando?
Las ostras ofrecen numerosos servicios al ecosistema en estuarios fangosos y arenosos como la bahía de Chesapeake: en primer lugar, crean sustrato duro que otros organismos usan como hábitat. Además, crean un ambiente de cría y alimentación para especies de peces. Por último, mejoran la calidad de las aguas y promueven la transferencia de energía en la cadena alimentaria de la siguiente manera: las ostras tienen una enorme capacidad para filtrar materia presente en el agua, dejándola más transparente. Ingieren parte de la materia presente en el agua y el resto lo compactan en paquetes que excretan y se hunden al fondo. Estos “paquetes” son a su vez ingeridos por pequeños crustáceos llamados anfípodos que, por otra parte, son capturados por peces, transfiriéndose así la energía a través de la cadena alimentaria.
¿Cuál es el principal problema al que se enfrenta un estuario como el de la bahía Chesapeake?
La modelización biofísica ofrece a la ciencia pesquera la capacidad de incorporar la naturaleza cambiante del mar en los procesos formales de la gestión de pesquerías y recuperación de ecosistemas. Si podemos demostrar a los pescadores que nuestra ciencia captura lo que ellos ya saben sobre el mar y además explica los procesos, entonces quizá se interesen más en aceptar e implementar lo que la ciencia recomienda a la industria. Si nosotros reconocemos su visión, quizá ellos reconozcan la nuestra.