Así como las instalaciones de tierra tienen un fácil acceso para su mantenimiento, no pasa lo mismo con las boyas de Matxitxako (fondeada frente a Bermeo) y su gemela (ubicada a 16 millas frente a Donostia).
Durante el tiempo en que las boyas permanecen en tierra como consecuencia de las necesarias tareas de mantenimiento, estas son sustituidas por una tercera boya de reserva, asegurando así la obtención continua de datos.
En los últimos tres años, las dos boyas de Euskalmet han sufrido seis incidentes, una media de dos al año. En uno de ellos, la boya quedó a la deriva tras toparse con un pesquero cuyos aparejos se enredaron en sus cables y cabos de fondeo. Sin embargo, en lugar de avisar a los responsables de la boya -el teléfono aparece visible en la parte flotante del equipamiento- alguno de los integrantes de la tripulación optó por utilizar un método mucho más drástico: serrar los amarres que sujetan la baliza.
Expertos de AZTI-Tecnalia, encargados del mantenimiento y gestión, la localizaron en el mar gracias a su sistema GPS. La boya fue derivando hasta una playa de Las Landas, siendo finalmente rescatada y trasladada a las instalaciones que AZTI-Tecnalia posee en el puerto de Pasaia, donde ha sido objeto de una minuciosa reparación que ha llevado tres meses de trabajo.
Un incidente de esta índole, que podía haberse evitado, provoca la eliminación temporal de una valiosa información, lo que repercute directa y negativamente en los propios arrantzales, por no hablar del alto costo económico derivado de los desperfectos causados.