Golfo de Bizkaia probablemente significa “bahía entre dos puertos” (del euskera “bi” que significa dos y “kaia” que significa puerto). Los dos puertos a los que se refiere, teniendo en cuenta las condiciones naturales y los documentos históricos, deben ser los puertos naturales del río Nervión-Ibaizábal y del Oka, que actualmente corresponden a los de Bilbao y Bermeo. Desde los tiempos de los romanos, estos puertos estaban conectados con una densa red de carreteras desde y hacia la parte central de la Península Ibérica.
Golfo de Bizkaia probablemente significa “bahía entre dos puertos” (del euskera “bi” que significa dos y “kaia” que significa puerto). Los dos puertos a los que se refiere, teniendo en cuenta las condiciones naturales y los documentos históricos, deben ser los puertos naturales del río Nervión-Ibaizábal y del Oka, que actualmente corresponden a los de Bilbao y Bermeo. Desde los tiempos de los romanos, estos puertos estaban conectados con una densa red de carreteras desde y hacia la parte central de la Península Ibérica.
No todos los habitantes de estas costas estaban ligados al mar, llamado a veces en castellano “Mar de los vascos” en los mapas medievales y en francés “Golfe de Gascogne” (Golfo de Vasconia o o tierra de los vascos). La naturaleza del litoral afecta el tipo de relación.
La parte interna del Golfo puede ser o bien llana, con dunas, humedales y zonas de fango o bien rocosa, con acantilados afilados y expuestos: en ambos casos, no es fácil llegar al mar o manejar embarcaciones. Los asentamientos humanos cercanos estaban tierra adentro y se dedicaban principalmente a la agricultura. Sin embargo, si la costa rocosa estaba protegida del viento y se daban las condiciones para crearse un puerto, surgía un pueblo y era habitado por pescadores y marineros, bien nativos o procedentes de los alrededores. Estos individuos tenían un vasto conocimiento de su mar; este conocimiento histórico es el punto de partida para la comprensión científica de la oceanografía del golfo de Bizkaia.
La caza de ballenas, la pesca del bacalao en aguas de Terranova y los navegantes del siglo XVI como Juan Sebastián Elcano, Andrés de Urdaneta y Miguel López de Legazpi dan cuenta del detallado conocimiento que estos pioneros tenían de su medio y prepararon el camino a futuras expediciones científicas en el océano Atlántico y Pacífico.