La cubierta de hielo marino en el Ártico ha disminuido durante los meses de verano, según los datos registrados por el satélite europeo Envisat de la Agencia Espacial Europea (ESA). Este deshielo ha provocado que dos grandes rutas de navegación en el Océano Ártico, la del Pasaje del Noroeste de Canadá y la ruta del Mar del Norte de Rusia, se abran simultáneamente.
La cubierta de hielo marino en el Ártico ha disminuido durante los meses de verano, según los datos registrados por el satélite europeo Envisat de la Agencia Espacial Europea (ESA). Este deshielo ha provocado que dos grandes rutas de navegación en el Océano Ártico, la del Pasaje del Noroeste de Canadá y la ruta del Mar del Norte de Rusia, se abran simultáneamente.
Los satélites de la ESA han registrado una disminución de la cubierta de hielo marino en el Ártico mayor de lo habitual. Según sus observaciones, este deshielo ha propiciado que el Pasaje Noroeste, situado en el Archipiélago Ártico Canadiense e históricamente no navegable, se abra al tráfico marítimo, al igual que la La Ruta del Mar del Norte de Rusia que permanece abierta desde mediados de agosto.
En 2008 los satélites fueron testigos por primera vez (desde que comenzaron las observaciones) de la apertura de estas dos grandes rutas de navegación. Un año antes, la cubierta helada en el Ártico batió el récord de escasez de hielo en casi tres décadas.“Aún faltan tres o cuatro semanas para alcanzar el mínimo de la cubierta de hielo, y lo que ocurra dependerá mucho de las condiciones climáticas en el Ártico estas semanas”, explica Toudal Pedersen, investigador del Instituto Meteorológico Danés.
Situado en el Archipiélago Ártico Canadiense, el Pasaje del Noroeste es atajo para la navegación entre Europa y Asia. La ESA apunta en su comunicado que “la apertura de esta ruta trae consigo potenciales reclamaciones de soberanía y la posibilidad de que especies marinas migren a través del Océano Ártico”.
Durante los últimos 30 años los satélites que observan el Ártico han sido testigo de reducciones en la cubierta mínima de hielo al final del verano: de los 8 millones de kilómetros cuadrados a principios de los años ochenta, al mínimo histórico de menos de 4,24 millones de kilómetros cuadrados en 2007.
“Tanto si alcanzamos un mínimo absoluto como si no, este año se confirma que estamos en una nueva etapa, con mucho menos hielo que antes durante el verano. Los últimos cinco veranos hemos tenido las cubiertas heladas más escasas jamás registradas”, afirma Pedersen.
En las próximas semanas la ESA seguirá vigilando la situación en el Ártico con sus satélites Envisat, CryoSat y SMO.