El organismo certificador de pesquerías más establecido a nivel mundial (MSC, Marine Stewardship Council) está fallando en sus promesas tan rápido como está ganando notoriedad, según expertos mundiales de la Universidad de British Columbia (UBC), el instituto Scripps y otros. Establecido en 1997 por el World Wildlife Fund (WWF) y Unilever, (uno de los principales minoristas de pescado del mundo), el Consejo de Administración Marina (MSC) ha ayudado a los consumidores a comer pescado “libre de culpa” por medio de la certificación de las pesquerías. Algunas cadenas de supermercados americanas y europeas como Wal-Mart, Whole Foods y Waitrose venden pescado que lleva la etiqueta azul como parte de su estrategia de sostenibilidad.
El organismo certificador de pesquerías más establecido a nivel mundial está fallando en sus promesas tan rápido como está ganando notoriedad, según expertos mundiales de la Universidad de British Columbia (UBC), el instituto Scripps y otros. Establecido en 1997 por el World Wildlife Fund (WWF) y Unilever, (uno de los principales minoristas de pescado del mundo), el Consejo de Administración Marina (MSC) ha ayudado a los consumidores a comer pescado “libre de culpa” por medio de la certificación de las pesquerías. Algunas cadenas de supermercados americanas y europeas como Wal-Mart, Whole Foods y Waitrose venden pescado que lleva la etiqueta azul como parte de su estrategia de sostenibilidad.
Pero en un artículo de opinión aparecido en la revista Nature, seis investigadores de Canada, Italia y Estados Unidos objetan muchos de los procedimientos del MSC y la certificación de ciertas especies.
“Se supone que el MSC tiene que ser una solución, pero gran parte de lo que hacen se ha vuelto en contra de la biología para favorecer a la burocracia” señala Jennifer Jacquet, autora principal del estudio.
La pesquería más grande certificada por el MSC, con capturas anuales de 1 millón de toneladas, es la pesquería de arrastre del abadejo de Alaska, en el este del mar de Bering. Se certificó en 2005 y se recomendó para recertificación este verano.

“Esta pesquería ha sido certificada a pesar de que la biomasa de puesta de la población ha descendido un 64% entre 2004 y 2009, sin evidencia sólida de que se esté recuperando. Esto tiene implicaciones preocupantes por el posible impacto negativo en otras especies y otras pesquerías además de la viabilidad de la pesquería del abadejo en sí misma” apunta Jeremy Jackson del instituto Scripps . “¿Cómo puede ser esto sostenible?”
Paul Dayton, también de Scripps, y David Ainley, un biólogo que trabaja en la Antártida están preocupados por la reciente certificación del krill y la certificación que se ha propuesto para la lubina chilena. “La certificación del mar de Ross es embarazosa ya que niega cualquier tipo de gestión precautoria” según Dayton.
“Estamos especialmente preocupados por que se haya certificado el krill a pesar de su declive a largo plazo y el nexo entre la disminución de la población de krill y la del hielo marino en áreas sensibles al cambio climático” destaca Daniel Pauly, jefe del proyecto Sea Around Us de la Universidad British Columbia. “Las razones para esta certificación son aún más endebles porque las capturas están destinadas a alimentar granjas de peces, cerdos y gallinas”
Las pesquerías que están siendo fuertemente explotadas, basándose en métodos agresivos como el arrastre de fondo y que no están enfocadas al consumo humano deberían ser excluidas de la certificación, concluyen los autores.
“El MSC no debería certificar pesquerías que no demuestren su sostenibilidad, que usen métodos de alto impacto como el arrastre de fondo y/o que no estén destinadas al consumo humano” dice Pauly.
“El MSC tiene que reforzar su compromiso con sus propios principios para cumplir la promesa de ser “la mejor opción ambiental” dice Jackson.
“El MSC no debería certificar pesquerías que no demuestren su sostenibilidad, que usen métodos de alto impacto como el arrastre de fondo y/o que no estén destinadas al consumo humano” dice Pauly.
“El MSC tiene que reforzar su compromiso con sus propios principios para cumplir la promesa de ser “la mejor opción ambiental” dice Jackson.
Los autores también destacan que el sistema de certificación actual, que se basa en consultores privados y podría costar más de 100,000 €, podría suponer un conflicto de intereses y discriminar a pesquerías a pequeña escala y pesquerías de países en desarrollo, muchas de las cuales usan técnicas altamente selectivas y sostenibles.
Dayton señala que “el fallo de MSC daña a las poblaciones que no son tratadas de forma sostenible ni sus ecosistemas, priva al público de la oportunidad de hacer una elección responsable y daña a las pesquerías que están bien gestionadas, especialmente las pesquerías sostenibles y pequeñas que compiten con gigantes que compran certificaciones que no se merecen”
“A menos que el MSC realice reformas importantes, hay formas mejores y más efectivas de gastar 10 millones de euros anuales para ayudar a los océanos, como presionar para que se eliminen las subvenciones a pesquerías dañinas o establecer áreas marinas protegidas” dice Jacquet.
Dayton señala que “el fallo de MSC daña a las poblaciones que no son tratadas de forma sostenible ni sus ecosistemas, priva al público de la oportunidad de hacer una elección responsable y daña a las pesquerías que están bien gestionadas, especialmente las pesquerías sostenibles y pequeñas que compiten con gigantes que compran certificaciones que no se merecen”
“A menos que el MSC realice reformas importantes, hay formas mejores y más efectivas de gastar 10 millones de euros anuales para ayudar a los océanos, como presionar para que se eliminen las subvenciones a pesquerías dañinas o establecer áreas marinas protegidas” dice Jacquet.