Un equipo internacional ha hallado una nueva especie de molusco, Polyconites hadriani, en varias zonas de la Península Ibérica. Según los investigadores, este ejemplar, que es el más antiguo de su género, se adaptó a la acidificación de los océanos durante su existencia. Este proceso podría predecir ahora la evolución de los sistemas marinos modernos.
Un equipo internacional ha hallado una nueva especie de molusco, Polyconites hadriani, en varias zonas de la Península Ibérica. Según los investigadores, este ejemplar, que es el más antiguo de su género, se adaptó a la acidificación de los océanos durante su existencia. Este proceso podría predecir ahora la evolución de los sistemas marinos modernos.
La nueva especie Polyconites hadriani, descubierta en 2007, se corona como la más antigua del género Polyconites, un tipo de molusco marino ya extinguido. Hasta ahora los científicos pensaban que el molusco más antiguo de esta rama era Polyconites verneuili.
La nueva especie se encontró en varias zonas de la Península Ibérica: en la Cuenca del Maestrat, la Cuenca Vasco-Cantábrica, al sur de la Cuenca de Lusitania y en la Cordillera Prebética, “donde creció en densos agregados a los márgenes de las plataformas marinas de carbonato del Aptiano Inferior (hace 114 millones de años)”, indica Eulàlia Gili, una de las autoras de este estudio publicado en Turkish Journal of Earth Sciences e investigadora en el departamento de Geología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Adaptarse a la acidificación del océano
Según Gili, el Aptiano Inferior fue una etapa convulsa y con importantes cambios climáticos. La existencia de P. hadriani coincidió con el primer evento anóxico oceánico del Cretácico (hace entre 135 y 65 millones de años), suceso que se caracteriza por la “ausencia de oxígeno en los fondos marinos, que provoca un enterramiento masivo de carbón orgánico y un enfriamiento climático”.
“La engrosada capa calcítica de la concha de esta nueva especie comparada con la de su antecesor (del género Horiopleura), podría haberse adaptado para crecer en aguas marinas más frías, con una acidez más alta a causa del aumento de la solubilidad del CO2 atmosférico”, explica la geóloga.
Para la investigadora, “la respuesta de estos rudistas a la acidificación de los océanos podría aplicarse a la futura evolución de los ecosistemas marinos actuales, sobre todo para aquellos organismos que forman sus conchas o esqueletos a partir de carbonato cálcico”.
Fuente: SINC