A escalas más pequeñas los macro desechos pueden ser transportados por las corrientes costeras, generadas por el viento y las olas. La interacción de viento y olas puede dar lugar a zonas de concentración (conocidas como células de Langmuir) donde los desechos se acumulen. Este fenómeno, descrito por primera vez por Langmuir (de ahí su nombre) en el año 1937, se produce de la siguiente manera: Cuando el viento sopla constante en una única dirección a más de 3 metros por segundo, se produce un movimiento circulatorio ascendente de las aguas superficiales perpendicular a la dirección del viento, dando lugar a convergencias y divergencias de agua (ver esquema).
Estas convergencias de agua se hacen visibles en la superficie del mar cuando el plancton se concentra y presenta un color distinto al del agua debido a los organismos, o también cerca de los ríos y estuarios cuando se concentran restos vegetales o basuras que flotan en la superficie.
Convergencias de agua
Una vez cerca de la costa los macro desechos pueden llegar a las playas por la marea u oleaje (como ocurre durante temporales). Las olas son oscilaciones de la superficie del mar generadas por el viento. Cuando viajan en agua profundas, las olas solo mueven el agua sin transportarla, pero cuando se acercan de costa las olas sienten el fondo y adquieren la capacidad de mover arena del fondo o cualquier objeto a la deriva (sobre todo, si hay olas grandes!). Del mismo modo, la marea puede traer cosas a la playa. Durante la pleamar los residuos pueden ser arrastrados hacia la costa donde quedan depositados al retirarse la marea.
Imagen de células de Langmuir. Fuente: Gencat