Las noticias sobre derrames y escapes de petróleo en el mar nos recuerdan las graves amenazas que pesan sobre nuestros preciados entornos marinos. Ahora un nuevo proyecto financiado con fondos comunitarios se propone examinar la capacidad de ciertas comunidades bacterianas para facilitar la limpieza de hidrocarburos tóxicos vertidos en la naturaleza.
Las noticias sobre derrames y escapes de petróleo en el mar nos recuerdan las graves amenazas que pesan sobre nuestros preciados entornos marinos. Ahora un nuevo proyecto financiado con fondos comunitarios se propone examinar la capacidad de ciertas comunidades bacterianas para facilitar la limpieza de hidrocarburos tóxicos vertidos en la naturaleza.
El proyecto MAGICPAH («Enfoques moleculares e investigaciones metagenómicas para optimizar la limpieza de emplazamientos contaminados con HPA [hidrocarburos policíclicos aromáticos]») es un proyecto en el que participan trece institutos de investigación y entidades industriales de nueve países, que se propone investigar la forma de aprovechar bacterias del suelo y de entornos marinos para descomponer estos hidrocarburos en caso de contaminación.
Los hidrocarburos, moléculas compuestas por átomos de carbono e hidrógeno, se encuentran entre los recursos energéticos más importantes del planeta. Los HPA constituyen un tipo de hidrocarburos que en muchos casos son tóxicos y cancerígenos. Son difíciles de descomponer y pueden contaminar fácilmente el suelo y otros tipos de materia. Se encuentran en cantidades muy abundantes en el fuelóleo pesado y en el petróleo crudo y representan una amenaza muy grave para la riqueza y la complejidad de la flora y la fauna marinas.
En primer lugar, el equipo de investiadores de MAGICPAH analizará la diversidad microbiana y sus procesos moleculares fundamentales de cara a eliminar los HPA del suelo, sedimentos y masas de agua.
«Existen comunidades bacterianas con propiedades degradantes del petróleo que ofrecen posibilidades interesantes y hasta ahora inexploradas», ha declarado el Dr. Dietmar Pieper del HZI. Uno de los obstáculos que afronta este equipo es que hay pocas bacterias del suelo y los ecosistemas marinos que se puedan cultivar en condiciones de laboratorio. El Dr. Pieper explica que las posibilidades de aprovechar estas especies únicamente pueden estudiarse mediante los llamados métodos independientes del cultivo.