La Comisión Europea tomó la semana pasada la decisión de cerrar los puertos comunitarios a los pesqueros que capturan verdel y que llevan la bandera azul, roja y blanca de Islandia. La medida llega después de varios meses de boicot islandés a la negociación sobre las cuotas de 2011, una mesa a cuatro bandas en la que participan también Noruega y las islas Feroe.
La Comisión Europea tomó la semana pasada la decisión de cerrar los puertos comunitarios a los pesqueros que capturan verdel y que llevan la bandera azul, roja y blanca de Islandia. La medida llega después de varios meses de boicot islandés a la negociación sobre las cuotas de 2011, una mesa a cuatro bandas en la que participan también Noruega y las islas Feroe. Un foro en el que Bruselas parece haber tenido, hasta ahora, bastante paciencia. Oslo, por ejemplo, ya cerró su mercado al verdel islandés el 23 de julio del año pasado, antes incluso de que los islandeses se autoasignasen una cuota de 130.000 t.
Ahora, casi seis meses más tarde, la Comisión sigue el mismo camino, aunque el cierre efectivo de los puertos europeos empezará solo una vez que estén listos los reglamentos de actuación, como prevén los acuerdos del espacio económico europeo (EEE), en el que participan los países de la UE, Islandia, Liechtenstein y Noruega.
A la espera de los reglamentos, la decisión ya conlleva claras consecuencias políticas. «La iniciativa islandesa -argumenta la Comisión- tiene un impacto directo y negativo sobre los intereses de la UE, a la que este país esta intentando unirse». Una fuente comunitaria precisa que «una cosa es el verdel y otra las negociaciones de adhesión, son bien distintas, pero está claro que lo de Reikiavik no es una buena señal. Queremos que Islandia vuelva a negociar y que podamos encontrar una solución común».
Pesquería reciente
En juego están las cuotas de verdel en las aguas internacionales del mar del Norte, un área que los islandeses han empezado a frecuentar solo a comienzos de este siglo, tomándole rápidamente gusto.
En 2005, la flota de Reikiavik capturaba 363 t; en 2008 entraba en la mesa de negociación de cuotas con la UE y Noruega, alcanzando, el año pasado, las 146.000 t, para luego dar la espalda a los socios y decir no a cualquier compromiso para el 2011. La gota colmó el vaso en la reunión del 26 de noviembre, cuando Reikiavik, en lugar de discutir la reducción de cuotas que recomendaban los científicos, adoptó una postura «agresiva», según los funcionarios de la Comisión.
En concreto, Islandia pretendía tener libre acceso a las aguas comunitarias e imponer, para sí misma, una cuota unilateral de 130.000 t: «Una cifra desorbitada para un país de 320.000 habitantes», decía ayer el eurodiputado conservador escocés Struan Stevenson. La suya es una voz interesada, porque la flota de su país ha hecho grandes desembolsos para modernizarse y ser más sostenible para pescar las 172.268 t de que dispone el Reino Unido, el país de la UE con más cupo el año pasado más cuotas.
En esa área, el asunto es marginal para la flota española, pues solo dispone de una cuota de 20 t, pero sí lo es en lo tocante al Cantábrico y Noroeste. El año pasado, la flota dispuso de 26.000 t y este ha tenido que acatar un tijeretazo que ha dejado la cuota en 24.372 t. La forma de superar el bloqueo es que Islandia vuelva a negociar con una propuesta razonable. Si no, su camino hacia la UE podría encontrar más que un verdel por medio.
Fuente: La Voz de Galicia