Puede resultar usual denominar a los temporales de oleaje como marejadas, pero en ningún caso la similitud de la denominación significa que tenga relación con la marea.
El fenómeno de la marea en las costas del Cantábrico tiene sobre todo un origen astronómico, está producida por la atracción gravitatoria del Sol y la Luna y es completamente previsible. En la costa cantábrica la marea es semi-diurna, es decir, se producen dos pleamares y dos bajamares durante cada día, y tiene una amplitud media de tres metros y amplitudes máximas y mínimas de uno y cinco metros aproximadamente (mareas muertas y vivas máximas respectivamente). Así, mensualmente, las mareas vivas se producen en torno a los días de luna nueva o luna llena y las mareas muertas, en cuartos crecientes o menguantes siendo su intensidad además mayor en torno a los equinoccios. En los instantes del día de mayor nivel del mar, pleamares, la capacidad de desagüe de los ríos se ve disminuida, y el oleaje es capaz de alcanzar cotas mas altas al romper sobre la costa ,por lo que suelen ser los instantes de mayor peligro para personas y bienes.
Sin embargo, el oleaje es de origen meteorológico, está producido por el viento, por lo que depende tanto de las condiciones atmosféricas en la zona más próxima como de las acontecidas en horas o incluso días atrás en una zona alejada como, por ejemplo, en el caso concreto del Cantábrico, al oeste de las islas Británicas.
Por tanto, el oleaje es previsible en parecida medida a las condiciones atmosféricas. El oleaje, al romper sobre la costa, produce además del efecto directo sobre la franja supra mareal inmediatamente adyacente, una oscilación del nivel del mar que es capaz de propagarse hasta zonas totalmente abrigadas como el interior de los puertos, rías o estuarios. Esta oscilación es de mucha menor magnitud que la marea astronómica, salvo en condiciones extraordinarias. El efecto del oleaje sobre el nivel del mar se incluye dentro de lo que se denomina marea meteorológica, cuya amplitud máxima es del orden de decenas de centímetros, en la cual también intervienen otros procesos como la presión atmosférica y el efecto del viento principalmente, cuya contribución es más modesta y que sólo tiene efectos muy notables en áreas afectadas por fenómenos extremos como los huracanes.
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