Las zonas rocosas intermareales, sobre todo las cercanas a centros urbanos, pueden estar muy concurridas, especialmente en verano. Se trata, por tanto, de áreas vulnerables. Pero, por otro lado, su fácil acceso supone una oportunidad única para conocer y disfrutar de su biodiversidad.
Las zonas rocosas intermareales, sobre todo las cercanas a centros urbanos, pueden estar muy concurridas, especialmente en verano. Se trata, por tanto, de áreas vulnerables. Pero, por otro lado, su fácil acceso supone una oportunidad única para conocer y disfrutar de su biodiversidad.
Niños y adultos pueden acercarse a estas zonas para observar la vida marina. Basta con un bañador y unas sandalias para disfrutar de un colorido mundo poblado por una infinidad de organismos marinos. Si además, contamos con alguna guía para identificar las especies más representativas disfrutaremos mucho más de esta experiencia. Y este será el primer paso para la conservación de estos ambientes, que solo será posible si cada vez los conocemos un poco mejor y aprendemos a respetarlos.
Garantizar el futuro del entorno natural merece el esfuerzo común de todos. Y la recompensa si lo conseguimos será grande, pues podremos seguir disfrutando de estos singulares enclaves y de su biodiversidad.