Por la mañana trabajamos frente a la costa asturiana y por la tarde nos desplazamos hacia el Este hasta aguas cántabras, pendientes del tiempo en todo momento: la llegada de la borrasca es inminente. Sin embargo, cualquiera lo diría viendo la superficie espejada del mar que nos rodea a media tarde. Será la calma que precede a la tormenta, comentamos, mirando de refilón hacia el horizonte.
A medianoche entramos en el Puerto de Santander.