Cada año, se estima que unos 10.000 contenedores se caen de los barcos mercantes al mar. Aunque muchos de ellos flotan en la superficie durante meses, la mayoría se hunden finalmente al fondo del mar. Nadie sabe lo que ocurre con estos contenedores una vez que alcanzan el fondo.
Cada año, se estima que unos 10.000 contenedores se caen de los barcos mercantes al mar. Aunque muchos de ellos flotan en la superficie durante meses, la mayoría se hunden finalmente al fondo del mar. Nadie sabe lo que ocurre con estos contenedores una vez que alcanzan el fondo.
Del 8 al 10 de marzo de 2011, un grupo de investigadores del MBARI y el Santuario Marino Nacional de la Bahía de Monterrey usarán un robot submarino para estudiar el impacto biológico de un contenedor que está en el fondo del mar, a unos 20 kilómetros de la Bahía de Monterrey Bay (dentro de los límites del santuario).
Los investigadores descubrieron este contenedor perdido a una profundidad de 1.300 metros durante una inmersión en junio de 2004. Vídeos del submarino mostraron el número de serie en el costado del contenedor y se envió a la Oficina de Aduanas, así se pudo identificar el barco que lo había transportado. El buque mercante Med Taipei salió de San Francisco el 25 de febrero de 2004, en medio de una tormenta invernal. Según navegaba hacia el sur en dirección Los Ángeles, empezó a balancearse sacudido por olas de 7 a 9 metros. Apresurándose por entregar la mercancía, el capitán continuó hacia el sur a gran velocidad a pesar de las olas. Sin saberlo el capitán y la tripulación, la carga había sido almacenada incorrectamente, estando los contenedores más pesados situados encima de los más ligeros.
Poco después de la medianoche del 26 de febrero, cuando el Med Taipei estaba enfrente de la Bahía de Monterrey, varias pilas de contenedores empezaron a a liberarse de las sujeciones y tambalearse hacia los lados. Quince de los grandes contenedores cayeron por la borda, pero aún así el barco continuó hacia el sur. Para cuando alcanzó el puerto de Los Ángeles, otros 9 más se habían caído al mar y otros 21 se amontonaban en cubierta.
Se podría pensar que un desastre así habría salido en las noticias, pero como nadie fue herido y no hay ningún requerimiento legal para que las compañías informen de estas pérdidas, nadie del gobierno se enteró de esta debacle, excepto quizá algunos inspectores de aduanas.
Tras el descubrimiento de los investigadores, personal del Santuario se planteó si se podrían recuperar los otros 14 contenedores perdidos. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que era improbable que pudieran ser localizados y el coste y el tiempo necesarios para recuperarlos habría sido prohibitivo.
Tras el descubrimiento de los investigadores, personal del Santuario se planteó si se podrían recuperar los otros 14 contenedores perdidos. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que era improbable que pudieran ser localizados y el coste y el tiempo necesarios para recuperarlos habría sido prohibitivo.
El 26 de julio de 2006, tras un considerable esfuerzo legal, la compañía consignataria accedió a pagar 3,25 millones de dólares, que servirán para financiar futuras inmersiones de investigación. Los biólogos marinos contarán el número de organismos que estén sobre y alrededor del contenedor y recogerán muestras de sedimento a varias distancias del mismo para su posterior análisis biológico y químico. Por comparación entre las comunidades biológicas cercanas y lejanas al contenedor, los investigadores esperan determinar los efectos (si es que los hay) que ejerce sobre la vida del fondo marino.
Según una declaración de la Oficina de Aduanas de EEUU, el contenedor descubierto llevaba 1.159 neumáticos reforzados de acero. Otros contenedores que cayeron llevaban protectores de acero contra ciclones, sillas de cuero y fundas de colchón.
Esta variopinta lista esconde el hecho de que mucha de la mercancía que compramos cada día en las tiendas se transporta en barcos contenedores. Aproximadamente el 90% de la mercancía no voluminosa del mundo viaja en barcos contenedores y entre 5-6 millones de contenedores están en tránsito en cualquier momento dado. Para empeorar las cosas, no toda la carga de los contenedores es inerte. Quizá un 10% contienen productos químicos domésticos e industriales que podrían ser tóxicos para la vida marina.
Esta variopinta lista esconde el hecho de que mucha de la mercancía que compramos cada día en las tiendas se transporta en barcos contenedores. Aproximadamente el 90% de la mercancía no voluminosa del mundo viaja en barcos contenedores y entre 5-6 millones de contenedores están en tránsito en cualquier momento dado. Para empeorar las cosas, no toda la carga de los contenedores es inerte. Quizá un 10% contienen productos químicos domésticos e industriales que podrían ser tóxicos para la vida marina.
En los últimos 15 años, el número de contenedores perdidos en el mar se ha incrementado enormemente. Esta tendencia probablemente continuará ya que se están construyendo nuevos barcos contenedores el doble de grandes de los que existen actualmente. Sin embargo, no ha cambiado significativamente la tecnología de sujeción, el descuidado control del peso que contienen ni el procedimiento de almacenaje.
Esta próxima expedición ofrecerá una visión de lo que es un problema mundial. Cuando se pierden contenedores en el mar, suponen un peligro, cuestan tiempo y dinero y a veces amenazan la vida marina.
(Fuente: Underwater Times)