La playa de Ondarreta, en San Sebastián, no deja de dar disgustos. Parecía que con el vertido de arena procedente de la construcción del parking de La Concha se iba a poder respirar al menos unos meses, pero la realidad ha demostrado que contra la naturaleza poco se puede hacer.
La playa de Ondarreta, en San Sebastián, no deja de dar disgustos. Parecía que con el vertido de arena procedente de la construcción del parking de La Concha se iba a poder respirar al menos unos meses, pero la realidad ha demostrado que contra la naturaleza poco se puede hacer. A la reciente aparición de piedras en la zona intermareal del centro de la playa se le une ahora un peligroso amontonamiento de arena en la parte más próxima al paseo, lo que podría favorecer su fuga a los jardines por la simple actuación del viento.
Las causas de la situación parecen claras, pero las soluciones no son sencillas. En una carta enviada al alcalde por la anterior ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, el pasado mes de octubre, se explicaba que la aparición de piedras en la orilla «procede en gran parte de la erosión por acción del oleaje de la formación geológica, denominada flysch, que constituye la isla de Santa Clara y los bajos rocosos que la unen con el Peine de los Vientos. La rotura de los finos estratos rocosos del flysch da lugar a piedras prismáticas que son empujadas por el oleaje hacia la playa, pero a su vez esa erosión hace que la playa quede más expuesta a los oleajes». Es decir que el oleaje rompe los estratos y empuja las piedras hacia la playa, lo que a su vez propicia que el mar llegue con más fuerza al arenal.
Lo que no sospechaban los responsables de Costas es que la medida de trasladar 19.000 m3 de arena a Ondarreta tendría un efecto tan efímero. El vertido de arena resistió bien el primer temporal de la temporada de invierno, el de finales de noviembre. Pero sólo han tenido que pasar unas semanas más para ver de nuevo, cuando la marea está baja, grandes superficies de piedras junto a la orilla en la zona central de la playa.
Acumulación de arena
En los últimos días la arena ha cubierto parte de estas piedras, pero la semana pasada el aspecto de la playa era intranquilizador. El primer temporal subió mucha arena desde la parte baja a la zona alta, hasta el punto de inundar las cabinas y de lanzar mucho material al paseo y a los propios jardines. Pese a que en las últimas semanas se ha procedido con una excavadora a reducir la acumulación de arena junto al muro del paseo, aún hoy el nivel es muy alto.
El departamento de Playas estudia en la actualidad colocar en las próximas semanas un sistema tipo malla de poca altura que se pueda instalar al borde del paseo para frenar en invierno la salida de arena por obra del viento. Se ha solicitado presupuesto y se estudia el impacto y la efectividad de esta solución, una especie de «barrera desmontable», de menos de un metro de longitud (quedaría a la altura de la rodilla), que de forma inclinada desde el borde del paseo hacia la playa trataría de impedir el fácil vuelo de los granos de arena con los vientos del norte. Si finalmente se descartase esta opción, la arena debería ser frenada con las empalizadas colocadas ya el invierno pasado. El problema es que el mar suele terminar por desmontar estas barreras que se clavan en la playa. El departamento que dirige el concejal Alberto Rodríguez no descarta bajar el nivel de arena de la parte alta, hasta en un metro de altura, y utilizar esa arena para hacer una barrera.
Respecto a las piedras, afirmó que su departamento no actuará hasta comprobar en el mes de mayo el estado de la orilla. «Las mareas más fuertes son en marzo y debemos esperar a ver cómo se comporta la playa».
(Fuente “El Diario Vasco”)