La emergente industria de aprovechamiento de la energía de las mareas está engendrando una nueva disciplina: el seguimiento de la energía mareal. Se conocen poco los efectos ambientales de las turbinas mareales y los medioambientalistas, reguladores y fabricantes de turbinas necesitan más datos para permitir que esta industria crezca.
La emergente industria de aprovechamiento de la energía de las mareas está engendrando una nueva disciplina: el seguimiento de la energía mareal. Se conocen poco los efectos ambientales de las turbinas mareales y los medioambientalistas, reguladores y fabricantes de turbinas necesitan más datos para permitir que esta industria crezca.
Los ingenieros de la Universidad de Washington han desarrollado una serie de modelos numéricos que estudian cómo la presión cambiante del agua y de la velocidad entorno a las turbinas afecta a la acumulación del sedimento y la salud de los peces. Los modelos actuales se centran en las turbinas de tipo molino de viento, que operan en canales de marea donde el movimiento es rápido. El diseño de la pala de la turbina crea una zona de baja presión en un lado de la pala similar a la del ala de un avión. Un pez pequeño que nade en la zona de la turbina será arrastrado por la corriente y evitará ser golpeado por la pala pero puede experimentar un cambio repentino en la presión.
Teymour Javaherchi, un ingeniero mecánico, asegura que su modelo muestra cómo estos cambios en la presión ocurrirían en menos de 0,2 segundos, lo cual podría ser demasiado rápido para que el pez adaptase su movimiento. Si el cambio de presión ocurre demasiado rápido, el pez sería incapaz de controlar su flotabilidad y, lo mismo que un buceador sin experiencia, bien se hundiría al fondo o flotaría hasta la superficie. Durante este tiempo, el pez se desorientaría y aumentaría el riesgo de ser capturado por depredadores. En el peor de los casos, los cambios severos de presión causarían hemorragias internas y muerte.
Otro tipo de modelos numéricos estudian si los cambios en la velocidad del flujo del agua podrían afectar a la sedimentación de las partículas suspendidas en un canal de marea. Las velocidades más lentas permitirían mayor sedimentación. El modelo de Javaherchi sugiere que este es el caso, especialmente para partículas de talla media (de medio centímetro de diámetro). Esto significaría que un fondo rocoso cerca de una turbina mareal podría convertirse en un fondo más arenoso, lo cual podría afectar a la vida marina.
La investigación de la Universidad de Washington difiere de la mayoría de los cálculos de energías renovables en que busca maximizar la cantidad de energía generada. “También nos interesa la cantidad de energía que se puede extraer de las turbinas pero somos conscientes de que el factor limitante para el desarrollo de estas tecnologías es la percepción por parte del público de que podrían tener un gran impacto ambiental”. En cuanto a si estos efectos negativos descubiertos podrían ser prevenidos, los investigadores de la Universidad de Washington afirman que sí. Se necesita establecer cuál es la presión más baja que los animales pueden soportar y el periodo de tiempo que necesitan para adaptarse a los cambios de velocidad del flujo. La pala se puede diseñar para minimizar este efecto.
Según parece, los ingenieros de la industria de turbinas de viento ya están adaptando el trabajo de la Universidad de Washington para estudiar interacciones entre murciélagos y molinos de viento, ya que se cree que los cambios de presión en las altas frecuencias podrían ser responsables de las muertes misteriosas de los murciélagos por parte de los molinos de viento. Quizá la mejor turbina no es la que extraiga la mayor cantidad de energía sino la que extraiga una cantidad razonable de energía y al mismo tiempo minimice los efectos ambientales.