Los océanos ya no son el remanso de paz que imaginábamos. La contaminación acústica producida por el ser humano afecta cada vez más a sus habitantes. Varias investigaciones habían alertado ya de que los ruidos emitidos por los barcos despistan a mamíferos marinos como ballenas y delfines, llegando a provocar su muerte.
Ahora, un nuevo estudio ha analizado los efectos del ruido de embarcaciones, plataformas petroleras y gasísticas en los peces y ha demostrado que les afecta tanto como el tráfico de vehículos a los animales terrestres.
“Los peces emiten sonidos para comunicarse (por ejemplo, para atraer a sus parejas o disuadir a sus rivales), orientarse, buscar comida y evitar depredadores. El ruido provocado por el hombre puede estar enmascarando importantes sonidos biológicos y poner en peligro su reproducción y su supervivencia“, explica Hans Slabbekoorn, el principal autor de esta investigación, publicada en ‘Trends in Ecology and Evolution‘.
Animales despistados
Y es que la contaminación acústica puede despistar a los animales y alejarles de las mejores zonas para encontrar comida o reproducirse. Y no sólo eso. También les produce estrés, lo que a su vez puede afectar negativamente a su crecimiento y su capacidad reproductiva.
¿Y cuáles son las especies más afectadas? Muchos peces, aunque no todos, emiten sonidos. Los científicos conocen unas 800 especies aunque su sensibilidad auditiva es distinta. Además, los peces que sí los emiten han sido poco investigados. Entre los más conocidos están la perca, el arenque o el bacalao. Los investigadores creen que la anguila también los produce aunque la realidad es que todavía se desconocen los detalles sobre su capacidad para emitir y percibir sonidos.
En general los peces detectan mejor los sonidos en un rango de entre 30 y 1000 Hz, aunque algunas pueden hacerlo en rangos de entre 3.000 Hz y 5.000 Hz, según este estudio. Por ejemplo, el bacalao del Atlántico tiene una sensibilidad auditiva media mientras que la carpa dorada o pez rojo es capaz de oír a altas frecuencias.
Los científicos han observado que los arenques, el bacalao y el atún se desenvuelven peor en ambientes ruidosos e intentan refugiarse en otras zonas.
Fuente: Teresa Guerrero. El Mundo digital