Investigadores del prestigioso instituto Woods Hole han descubierto que grandes eddies (remolinos oceánicos de hasta 500 km de diámetro que se forman en la superficie del mar) pueden alcanzar el fondo marino, transportando a grandes distancias larvas, elementos químicos y calor desde las fuentes hidrotermales submarinas.
Investigadores del prestigioso instituto Woods Hole han descubierto que grandes eddies (remolinos oceánicos de hasta 500 km de diámetro que se forman en la superficie del mar) pueden alcanzar el fondo marino, transportando a grandes distancias larvas, elementos químicos y calor desde las fuentes hidrotermales submarinas.
Este fenómeno previamente desconocido, descrito en la revista Science, ayuda a explicar cómo algunas larvas viajan enormes distancias desde una fuente termal a otra. “Sabíamos que existían estos eddies” dice Adams, una bióloga de Woods Hole, “pero nadie se había dado cuenta de que pueden afectar a procesos que ocurren en el fondo del mar. Los estudios previos sólo se habían centrado la parte superficial del océano”.
Usando fondeos a grandes profundidades, correntímetros y trampas de sedimento durante un periodo de 6 meses, junto con modelos estadísticos, Adams y sus colegas estudiaron los eddies en la cordillera submarina conocida como East Pacific Rise. Este lugar experimentó una erupción bien documentada en 2006 que llevó al descubrimiento realizado el año pasado de que larvas procedentes de una distancia de 350 km de alguna manera habían viajado esa distancia para establecerse en la zona de la erupción.
Esta potencia de los eddies recientemente descubierta explica este fenómeno y además también abre otras posibilidades científicas en océanos de todo el mundo. Este mecanismo que se genera en la atmósfera afecta al océano profundo y a la manera como las larvas, elementos químicos y calor se transportan a grandes distancias, dice Adams.
Los eddies se generan en la superficie del océano inducidos por eventos atmosféricos, como vientos, que se pueden ver reforzados durante fenómenos como El Niño y que se sabe que tienen una gran influencia en la hidrodinámica de la superficie del mar y en su producción biológica. Pero este forzamiento atmosférico normalmente no se considera en los estudios del océano profundo.
En su informe de 2010 sobre larvas que viajaban grandes distancias para finalmente llegar al lugar de la erupción, la científica Lauren S. Mullineaux junto con Adams y otros sugirieron que las larvas viajaban a lo largo de algo parecido a una autopista submarina, en una corriente de fondo que se desplaza a unos 10 cm/sg. Pero aún así, esto no sería suficiente como para llevar a las larvas a esa distancia en tan podo tiempo, así que los investigadores especularon que los grandes eddies podrían propulsionar a las larvas incluso a más velocidad.
En cualquier caso, lo que Adams y sus colegas encuentran especialmente intrigante es el contexto más amplio, los grandes periodos de tiempo,. “El transporte de productos oceánicos podría ocurrir cada vez que un eddie interactúe con una cordillera submarina. Y debido a que los eddies parecen formarse repetidamente, el transporte a gran velocidad y gran distancia puede durar meses. Aunque se creía ingenuamente que el océano profundo y en particular las chimeneas hidrotermales estaban aisladas de la superficie del mar y de la atmósfera, la interacción de los eddies que se generan en superficie con el océano profundo podrían ser una vía de comunicación para que fenómenos atmosféricos estacionales y más a largo plazo influyan en un océano profundo donde no se distinguen estaciones” señalan Adams y sus colegas.