Cuando se produce un vertido de una sustancia tóxica, el agua es el medio que más directamente recibe el impacto de la contaminación, por lo que el estudio de sus características refleja el grado de contaminación del sistema. Además, la calidad del agua es de especial importancia cuando se trata de usos como el baño o la pesca.
Cuando se produce un vertido de una sustancia tóxica, el agua es el medio que más directamente recibe el impacto de la contaminación, por lo que el estudio de sus características refleja el grado de contaminación del sistema. Además, la calidad del agua es de especial importancia cuando se trata de usos como el baño o la pesca.
Algunas aspectos del agua, como el color, el olor o la presencia de residuos flotantes, son fácilmente detectables sin necesidad de emplear sofisticados aparatos. Otras variables, en cambio, precisan para su medición de instrumentos técnicos y de análisis en laboratorio.
En la Ría de Bilbao, se realiza un seguimiento casi mensual de la calidad de sus aguas desde 1989. Para ello, se llevan a cabo campañas de muestreo en diferentes estaciones a lo largo del estuario, entre el puente del Arenal y el Abra exterior. Desde embarcaciones se toman datos in situ mediante sondas (CTDs) que recogen información básica (temperatura, salinidad, turbidez, etc.) del medio de modo continuo, en la superficie y hasta el fondo.
Además, con botellas oceanográficas (llamadas botellas Niskin) como las que se muestran en la imagen se toman muestras para su posterior análisis en el laboratorio. Entre las variables que se miden se pueden citar el oxígeno disuelto, las concentraciones de bacterias, el nitrógeno y el fósforo presentes en el agua.
Resultados
El oxígeno es un elemento esencial para la vida, ya que la mayoría de los organismos lo necesitan para respirar. Por eso, su ausencia (conocida como anoxia), o escasez (llamada hipoxia), limitan la vida acuática. El nivel de oxigenación de las aguas de la Ría de Bilbao ha mejorado considerablemente. Así, mientras que hasta 1997 más de la mitad de las muestras incumplía el estándar de calidad fijado, en los últimos años este incumplimiento se ha reducido hasta menos del 20%. Sin duda, la puesta en marcha del tratamiento biológico en la depuradora de Galindo en 2001 supuso un salto cualitativo en el proceso de depuración y en la calidad del agua.
También la carga anual de nitrógeno ha disminuido. Actualmente representa tan sólo una cuarta parte de la de comienzos de los años 90. Algo similar ha ocurrido con la carga anual de bacterias.
En conclusión, el medio acuático ha mejorado, fundamentalmente por el incremento de oxígeno disuelto y la disminución de nitrógeno, fósforo y bacterias en el agua.