La pesca recreativa es una de las actividades turísticas más practicadas en las zonas costeras de todo el mundo; en determinados casos, el volumen de extracción de la pesca recreativa puede ser igual o incluso superior al de la pesca artesanal.
Según un estudio de Toni Font, autor principal del estudio publicado en Reviews in Fisheries Science & Aquaculture, e investigador en el departamento de Ciencias Medioambientales de la Universidad de Girona, “ambas pesquerías pueden tener efectos biológicos y ecológicos similares sobre las poblaciones de peces y sobre los ecosistemas marinos”.
En este estudio se analizaron los resultados de 24 estudios realizados en 15 áreas marinas en España (Tabarca y tres zonas de Cap de Creus), Francia, Italia y Turquía y compararon las diferentes prácticas, como el uso de cebos exóticos y la pesca de fondo, así como el impacto biológico de los diferentes tipos de pesca recreativa: desde embarcación, desde costa y submarina.
Los resultados confirman que el total de capturas de la pesca recreativa en las regiones del Mediterráneo representa entre el 10% y el 50% de las capturas totales de la pesca artesanal. El estudio excluye la pesca de arrastre y la de cerco por tener un impacto mucho mayor que el de la pesca recreativa.
Según Font, como la pesca deportiva implica a un gran número de personas, “ejerce una presión sobre los recursos nada despreciable, especialmente en las áreas marinas protegidas”, donde se concentran muchos pescadores. De este modo, el trabajo ha identificado impactos directos biológicos e indirectos (ecológicos).
Especies protegidas capturadas por diversión
El principal efecto que describen los investigadores es que en el Mediterráneo, a diferencia de otros lugares del mundo, la práctica de la captura y suelta (sin muerte) no está extendida entre los aficionados a no ser que se trate de especies no deseadas o a tallas demasiado pequeñas.
Así, el equipo de científicos demuestra que se capturó una media de 46 especies y se identificaron un total de 45 especies vulnerables (incluidas en convenios internacionales de protección de la biodiversidad, con un crecimiento lento, elevada longevidad o potencial reproductor bajo) capturadas por la pesca recreativa.
La pesca desde embarcación es la que mayor número de especies diferentes captura (hasta 65), mientras que la pesca submarina es la más selectiva (hasta 31). Además, ambos tipos de pesca obtienen un mayor rendimiento en términos de peso frente a la pesca desde costa. “La pesca desde embarcación es también la que captura un mayor número de especies vulnerables”, anota Font.
Cebos exóticos potencialmente invasores
El estudio también pone de manifiesto la importancia de otros impactos ecológicos emergentes como, por ejemplo, el uso de cebos exóticos y la pérdida o abandono de aparejos de pesca.
Estos cebos o incluso los organismos que se encuentran en sus embalajes llevan implícitos una serie de efectos negativos, como la invasión potencial de un nuevo hábitat. Pero también pueden transmitir virus “que afectan a las poblaciones de peces salvajes”, añade Font. Por otra parte, la sobreexplotación de organismos autóctonos como cebos también puede afectar a las poblaciones.
A esto se añade la pérdida o abandono de los aparejos de pesca en el fondo del mar, de forma intencionada o no, por parte de los pescadores que provoca la acumulación de plomos, anzuelos e hilos. “El plomo tiene propiedades tóxicas que pueden afectar a los organismos marinos y a las aves acuáticas”, alerta.
Las líneas de pesca contienen plástico como el nilón, que puede tardar hasta 600 años en descomponerse, y al erosionarse se convierten en micropartículas o microplásticos. “Acaban siendo ingeridas por una gran variedad de fauna marina, con sus efectos nocivos intrínsecos, y las líneas de pesca también provocan estrangulamiento en algunas especies y muerte a corales, esponjas o gorgonias”, advierte Font.
Dadas todas las amenazas que presenta una pesca recreativa cada vez más extendida, los investigadores piden, además de una vigilancia y control efectivos, que se genere un marco regulador “consistente” estatal, regional o local.
“Es esencial que se establezcan normas concretas para las especies protegidas y más vulnerables, a las tallas mínimas, a períodos de veda, a límites en los volúmenes de captura, al uso de cebos exóticos y a determinados materiales nocivos”, dice el experto. A esto habría que añadir el impulso de prácticas como la captura y suelta, y “no menos importante, invertir esfuerzos en la educación ambiental de los pescadores para unas buenas prácticas que permitan la sostenibilidad tanto de los recursos marinos como de la propia actividad”, concluyen.
¿Crees que la pesca recreativa es perjudicial? ¿Cuál es tu experiencia? ¿Hay muchos aficionados en tu zona?
Referencia bibliográfica:
Toni Font & Josep Lloret “Biological and Ecological impacts derived from Recreational Fishing in Mediterranean Coastal Areas” Reviews in Fisheries Science & Aquaculture 22(1): 73-96 (2014) DOI: 10.1080/10641262.2013.823907.